Circuito por Nápoles y Pompeya 

En agosto del año 79 d.C., una erupción del Vesubio arrasó diversas ciudades de lo que hoy se conoce como el golfo de Nápoles. Paradójicamente, fue su repentina y virulenta destrucción lo que las convirtió en eternas.

Casi dos milenios después, una de ellas, Pompeya, es el segundo destino turístico más visitado de Italia, con 3,5 millones de entradas vendidas anualmente. Razones para ello no faltan, como podrás comprobar con nuestro circuito por Pompeya y Nápoles. ¿Nos acompañas en esta aventura por la región de Campania? Como siempre, nosotros nos comprometemos a ofrecerte siempre los vuelos y el alojamiento que necesitas. 

Qué ver en Pompeya

Tras ser devastada, Pompeya quedó sepultada bajo una densa capa de ceniza volcánica. Y con ella, su nombre y su recuerdo. El artífice involuntario de su descubrimiento fue un arquitecto llamado Fontana, quien en 1550 se encontraba realizando unas excavaciones para desviar el curso del río Sarno. El hallazgo de algunos vestigios de la época imperial fue el detonante para iniciar tiempo después una campaña arqueológica que, en 1748, sacó a la luz las ruinas pompeyanas. 

Como podrás comprobar durante tu visita, el foro, los baños, infinidad de viviendas y tiendas y algunas villas se han mantenido en un magnífico estado de conservación. Además, Pompeya es la única ciudad de la Antigüedad de la que se conoce todo su trazado urbano, sin modificaciones posteriores. Su distribución no era regular, como era habitual en las ciudades romanas, debido a lo accidentado del terreno. No obstante, sus calles son rectas y se articulan en paralelo a dos calles principales perpendiculares: el Cardo y el Decumano. 

Entre los lugares que hay que ver en Pompeya, cabe referirse al foro, centro económico, político y religioso de la ciudad. Aunque hasta el siglo II a.C. fue un lugar más bien pequeño, los pompeyanos decidieron ampliarlo. Se construyeron cubiertas para las tiendas, pórticos para proteger a los transeúntes de la lluvia e importantes edificios públicos rodeando la plaza central. Los trabajos culminaron con la sustitución del antiguo pavimento de toba por uno más lujoso, en mármol travertino, cuyos restos todavía son visibles hoy en día. Lo mismo ocurre con el templo de Apolo, el epicentro religioso de Pompeya. Las estatuas que se encontraban alrededor fueron transferidas al Museo Arqueológico de Nápoles.

Al final de la Via dell’Abbondanza, encontrarás el anfiteatro, el edificio de piedra más antiguo de sus características jamás descubierto (de hecho, se remonta al 80 a.C., antes incluso que el Coliseo de Roma). En la parte superior del anfiteatro, se pueden ver los grandes agujeros que se empleaban para apuntalar la cubierta de la arena, a fin de resguardar a los espectadores del sol, el viento y la lluvia, haciendo posible la celebración de espectáculos de gladiadores y fieras en cualquier época del año.

Durante esta primera parte de tu circuito por Pompeya y Nápoles, tampoco puedes perderte la lujosa casa del Fauno, que debe su nombre a la estatuilla en bronce de un fauno danzante que hay en el centro de una de las habitaciones principales. Además de ser una lujosa residencia, también daba cabida a una especie de centro comercial.

Otro tanto podría decirse de la Villa de los Misterios de Pompeya, una residencia no menos ostentosa situada a las afueras de la ciudad, y que pudo pertenecer a ricos patricios romanos. Su nombre tiene que ver con los frescos que hay en su interior, y que parecen representar a una mujer joven inmersa en algún rito iniciático. Sin embargo, se desconoce si se trata de algún culto dionisíaco o si, sencillamente, la muchacha estaba preparándose para el matrimonio. La villa también cuenta con numerosas habitaciones, tanto dormitorios como salas dedicadas a cenas y eventos sociales. También en la Villa de los Misterios se recuperaron los restos de varias personas que realizaban sus tareas cotidianas cuando la furia del Vesubio acabó con sus vidas.

Visita también la casa del Poeta Trágico —conocida indistintamente como Casa Homérica o Casa de la Ilíada—, que toma su nombre de un mosaico que se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles. Excavada en 1824 y 1825, sirvió de modelo para describir la morada de Glaukos en la novela de E. Bulwer-Lytton Los últimos días de Pompeya (1834).

Otro punto de interés es el lupanar. Este burdel se distribuía en dos alturas. La planta baja, que consta de cinco habitaciones, un pasillo y un baño, estaba destinada a los clientes más humildes, mientras que el primer piso era para los más adinerados. Disponía de una entrada independiente y de una decoración mucho más elegante. En las paredes, aún pueden verse algunos frescos de temática erótica.

En esta lista de rincones emblemáticos de Pompeya no podía faltar el Jardín de los Fugitivos de Pompeya. A diferencia de los puntos de interés señalados anteriormente, durante las excavaciones de 1961-1962 y 1973-1974 se encontraron los cuerpos de 13 víctimas de la erupción, sorprendidas por la lava mientras huían hacia la Porta Nocera. Hombres, mujeres y niños de una o más familias perecieron sofocados por los gases del volcán, antes de que un manto de ceniza cubriera sus cuerpos. Lo que hoy se ve en el Jardín de los Fugitivos son diversos moldes de yeso que muestra al visitante cómo fueron los últimos momentos de vida de los infortunados habitantes de Pompeya.

Otros de los lugares que hay que visitar en Pompeya son la gran palestra, adosada al anfiteatro y utilizada por los jóvenes para hacer gimnasia; la tintorería de Stephanus, que permite conocer cuáles eran los procedimientos más habituales para lavar la ropa en la época romana; el templo de Isis, del siglo II a.C.; el gran teatro y los dos edificios de termas, un lugar de encuentro en el que los pompeyanos se relajaban e incluso cerraban acuerdos comerciales. 

¿Quieres otra buena razón por las que vale la pena ver Pompeya? Hay va: las zonas arqueológicas de Pompeya, Herculano y la Torre Annunziata fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997. ¿Convencido/a para incluir este destino en tu lista de viajes pendientes?

Qué ver en Nápoles

Tras descubrir uno de los principales yacimientos arqueológicos romanos, ¿por qué no aprovechar este circuito por Pompeya y Nápoles para admirar una de las principales ciudades del sur de Italia? Hablamos, como no podía ser de otro modo, de la caótica y a la vez encantadora Nápoles, la capital de Campania. Y no solo por sus incontables monumentos —con numerosos castillos y palacios—, sino también por las numerosas escapadas que desde allí se pueden hacer a sus alrededores, con lugares de gran interés arqueológico, histórico y paisajístico. Además, desde la década de 1990, esta urbe ha hecho un considerable esfuerzo para poner en valor su patrimonio, con iniciativas como el Mayo de los Monumentos. Además, ¿sabías que el centro histórico de Nápoles forma parte del Patrimonio de la Humanidad desde 1995?

Para moverte entre Pompeya y Nápoles, la forma más rápida es desplazarte con la Circunvesubiana, una línea de tren que conecta esta populosa ciudad con la turística Sorrento. Esto te evitará, por otro lado, tener que alquilar un coche, algo que en las calles napolitanas no tiene demasiado sentido (decir que su tráfico es caótico no es ninguna exageración).

En el apartado de arquitectura civil de Nápoles, no puedes perderte el imponente Castel dell'Ovo, uno de los elementos más característicos del golfo de Nápoles. Esta denominación singular tiene que ver con una leyenda. Según la misma, se dice que el poeta latino Virgilio ocultó un ovo (‘huevo’) que soporta toda la estructura de Nápoles. También se dice que, si su cáscara se llegase a quebrar, haría que el castillo se desmoronara y traería toda clase de desgracias a la ciudadanía.

Esta construcción se halla en el islote de Megaride, donde se fundó Parténope, la ciudad primigenia. Posteriormente, formaría parte de la lujosa villa de Lucio Licinio Lúculo. Valentiniano III la fortificó y años más tarde sería la residencia de Rómulo Augústulo, el último emperador romano de Occidente, quien fallecería al poco tiempo. Ya en el siglo X, el castillo fue devastado por los propios napolitanos para evitar que los sarracenos se apoderaran de él. Fue reconstruido en 1128, coincidiendo con la dominación normanda, y sufrió otras modificaciones cuando la ciudad se hallaba en manos de la Corona de Aragón. Actualmente, se permite la entrada al público y da cabida a pequeñas exposiciones temporales de arte.

Otro de los castillos de Nápoles que no hay que dejar de descubrir es el Castel Nuovo, conocido también como Maschio Angioino y erigido entre 1279 y 1282 por Carlos de Anjou, para que hiciera las veces de palacio real de su dinastía. El acceso se realiza a través del impresionante arco de triunfo de Alfonso el Magnánimo.

Durante tu circuito por Pompeya y Nápoles, visita también el Castel Capuano, levantado por orden de Guillermo I de Sicilia, primer rey del Reino de Nápoles. Su denominación está relacionada con su emplazamiento, en pleno camino hacia Capua. Cuando el Sacro Imperio Romano conquistó el reino, la capital pasó a ser Palermo, lo que hizo que motivó su abandono. Cuando los aragoneses se apoderaron del sur de Italia, se inició su reconstrucción, dado que Nápoles volvió a ostentar la condición de capital. Durante 500 años, el castillo fue utilizado para impartir justicia. Hoy, su silueta contrasta con los rascacielos del Centro Direzionale.

Otros edificios civiles de Nápoles que merecen tu atención son el Castel Sant'Elmo, el Palacio Real de Nápoles, el Palacio de Capodimonte, el Teatro di San Carlo y, por supuesto, el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, que acoge infinidad de frescos procedentes de Pompeya. Si te gusta ir de compras, pásate también por la Galleria Umberto I (o Galería de Humberto I), unas galerías comerciales construidas entre 1887 y 1890 y que recuerdan a la Galería Vittorio Emanuele II de Milán.

En el apartado de arquitectura religiosa, conviene referirse a la catedral de Nápoles o Duomo di Santa María Asunta, cuyo primer edificio fue construido por el emperador Constantino en el siglo IV. Allí tiene lugar, tres veces al año, la licuefacción de la sangre de San Jenaro o Gennaro, el santo patrón de la ciudad. También hay que descubrir la basílica de San Francisco de Paula, situada en la plaza del Plebiscito; la basílica de San Paolo Maggiore, la basílica de San Lorenzo Maggiore, la basílica de Santa Chiara, la iglesia de San Domenico Maggiore y la iglesia de Santa Maria la Nuova.

No obstante, resultan aún más espectaculares las catacumbas de Nápoles. En especial, las catacumbas de San Gennaro, centros subterráneos de enterramientos paleocristianos que se despliegan en la zona norte de la ciudad, en la ladera que lleva a Capodimonte. Para localizarlas, dirígete a la basílica dell'Incoronata Madre del Buon Consiglio. Las visitas guiadas se efectúan en italiano y en inglés.

Ahora bien: tu circuito por Pompeya y Nápoles no estará completo si no cenas en L’Antica Pizzeria da Michele, la más antigua de la ciudad (está en funcionamiento desde 1870). Aunque su carta es de lo más limitado —solo ofrece dos pizzas: la tradicional pizza Margarita y la pizza marinara, sin queso y a base exclusivamente de salsa de tomate y albahaca—, te aseguramos que la calidad es excepcional, además de ser un restaurante muy económico. Dado que no se admiten reservas, te recomendamos estar allí antes de las 19:00 h. De lo contrario, te resultará muy difícil encontrar mesa para cenar antes de retirarte a tu hotel en Nápoles.

Como comentábamos anteriormente, no podíamos acabar este circuito por Pompeya y Nápoles sin sugerirte algunas excursiones que puedes realizar desde Nápoles en tren. Además de la mencionada Sorrento, una pintoresca localidad marinera famosa por sus apacibles playas y la producción de limoncello, también puedes descubrir las ruinas de Herculano, otra ciudad que corrió la misma que suerte que Pompeya (aunque, en el caso de Herculano, también fue arrasada por una lengua de lava). Si lo deseas, podrás contratar una excursión hasta el cráter del Vesubio, recorrer las ruinas grecorromanas de Paestum, sitas a 92 km de Nápoles; pasear por la evocadora isla de Capri o hacer una escapada a la Costa Amalfitana, con la fotogénica ciudad de Positano como buque insignia. ¿Se le puede pedir más a este viaje a Italia?

Con tu circuito por Pompeya y Nápoles, tienes estos tesoros están al alcance de tu mano, gracias a nuestras ofertas de packs con el vuelo, los hoteles y los traslados incluidos, siempre al mejor precio. ¿Te animas a compartir esta experiencia con nosotros?

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